domingo, 16 de noviembre de 2008

Derrota.




Fui capaz de sentarme en el banco de los desolados
Y probar el trago amargo de la derrota
Enjuagar mis ojos con lágrimas de impotencia
Y cubrir mi esperanza latente con un manto conformista.

Atrape mil sueños en un pozo profundo
Y olvidando todo aquello que profesaba
Me senté, en una esquina amontonada
Donde todos eran simples, donde nadie pedía más,
De una vez por todas fui todo aquello que odie, aquello que veía superfluo.

Cubrí mis palabras de ira e impotencia
Y hui de un mundo ilusionista que colmaba mis labios de sonrisas
Deje de amar por temor a sufrir, deje de soñar, ya no valía la pena
Hoy por primera vez escape de mi persona
Diseñando un nuevo ser incapaz, discordante
Con alma vacía, recuerdos marchitos
Y la terrible memoria de un ayer distante
De días de gloria imposibles de borrar.

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